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Comunicación y sexualidad

Esta influencia de una civilización hipertrófica en una sociedad que no proporciona una educación sexual suficiente y adecuada, hace que los niños y adolescentes se sientan influenciados en sus valores y actitudes. El silencio que habitualmente sienten en sus familias y la falta de una directriz educativa coherente les obliga a buscar información y consejos en los amigos que consideran más experimentados pero que desgraciadamente, no suelen ser buenos maestros ya que han pasado por la misma experiencia. Una de las conclusiones principales de este estudio es que »el conocimiento sexual es algo que la mayoría de las personas no han sido capaces de sacar de su experiencia. Una autora se plantea esto en el Congreso de sexualidad cuando se dice »el repertorio de conocimientos sexuales de cualquier adolescente de nuestra civilización está hecho basado en mentiras, cuando en realidad los niños ven aquellas explicaciones que demandan de los adultos y solo logran atormentándose en secreto con problemas y construyen tentativas de solución en las cuales la verdad sospechada aparece mezclada con grotescos errores o se comunican unos a otros sigilosamente sus descubrimientos, en los cuales el sentimiento de culpabilidad del infantil investigador imprime a la vida sexual el sello de lo repugnante y prohibido. En todo lo anteriormente expuesto juega un papel importantísimo la comunicación en todas sus esferas y, entre ellas la sexual a la cual nos estamos refiriendo, que debe comenzar en el seno con el nacimiento, hasta extenderse al medio social en el que el individuo se desenvuelve. Podemos decir entonces que la comunicación para educar para el sexo debe ir cargada de un conocimiento científico, del cual carecen en sentido como los progenitores, los cuales en su gran mayoría continúan sordos a las demandas educacionales que sobre el sexo y la sexualidad les solicitan sus hijos. Este silencio parental se origina principalmente por los tabúes surgidos de la mala educación sexual que han tenido, los que condicionan represiones inconscientes difíciles de superar. Tenemos que darle la razón a lo planteado en el Congreso de sexualidad cuando se dice: »Frente a muchos educadores y pedagogos que han puesto todas sus esperanzas en los padres, y condenan toda intervención extra-familiar, creo que podemos afirmar que la familia seguirá ausente en la educación sexual de sus hijos». En lo individual estoy muy de acuerdo con lo planteado en el Congreso de sexualidad, de hecho esta realidad se expresa continuamente en nuestros estudiantes universitarios, que es el nivel educacional en el cual me desenvuelvo como profesora; esto nos obliga a trabajar en función de alternativas y estrategias que ayuden a estos jóvenes a alcanzar una educación sexual plena y sana, empleando diferentes métodos y técnicas que partan  todo de la base de que el amor y el placer forman un todo en la dimensión sexual del individuo y que, lejos de separarlos, deberíamos tratar de que se manifestaran juntos, única manera de hacer de la sexualidad un elemento trascendente. Por esta razón debemos considerar la educación sexual como una educación para el amor, una educación para poder cumplir con nuestro destino de hombre y de mujer, y una educación para la genitalidad, que al integrar los dos conceptos anteriores definirían como tal a la sexualidad adulta en sus expresiones conductuales y psico-emocionales donde al amor y el acto sexual constituyen formas de comunicación de la pareja humana. A modo de resumen podemos enumerar los beneficios de una Educación Sexual Formal y Humanizada, los cuales se proyectan en la comunidad al darle al individuo las posibilidades siguientes:

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Mitos de la sexualidad

Hace más de 500 años se conoce que ya la mujer considerada como pertenencia individual, destinada a propiciar placer sexual y a funciones de reproducción, mientras que los hombres tenían derecho a practicar relaciones sexuales con varias mujeres y el sexo para ellos es considerado como una realidad más de la vida cotidiana. Con estas raíces como influencia se van formando los géneros (construcción social que conceptualizaba lo masculino y lo femenino), y a punto de partida de ello se le asignan partes a cada sexo, que es lo que se espera socialmente que cada sexo haga. De igual forma, y desde lo social con raíces en el pasado, se empiezan a formar mitos, fábulas, ficción alegórica a un tema y tabúes -algo que no se puede hacer o lograr- en torno a la sexualidad y al desempeño sexual de cada sexo, los cuales llegan aún hoy a nuestros días y mediatizan de forma negativa el disfrute de la sexualidad y marcan definitivamente el comportamiento sexual humano. Analicemos por separado a hombres y mujeres, pues las diferencias en los mitos y tabúes encontrados según el sexo y consideramos que aún antes del nacimiento ya se empiezan a gestar. A la mujer desde que está en el vientre de su madre se le coloca en el famoso mundo rosado, los colores de asignación femeninos los suaves y tonos pasteles; de ella se espera que sea dulce, cariñosa, afable, pasiva y todo ello marca hasta sus juegos infantiles y profesiones futuras. Por definición se constituyen los mitos femeninos: Mujer es igual a madre (primera y suprema aspiración femenina). Todo esto marca desfavorablemente la expresión de su sexualidad, pues se le expropia de espacios vitales femeninos, se le oculta y marca la sexualidad desde la cuna (del sexo no se habla, el sexo es sucio, no se le acarician ni se le celebran los genitales como al varón), y todo esto marca desfavorablemente la sexualidad femenina desde muy temprano en la vida. A las mujeres se le lastra la autoestima y el autoerotismo, pues no le es permitido manifestar sus deseos, pasiones y necesidades sexuales. Se le prepara desde niña para la maternidad (su función central como sexo), y se le enseña que debe ser buena madre, esposa fiel monogámica, cariñosa, dulce, comprensiva, no se le estimula el disfrute de la sexualidad, se limita la expresión de su conducta sexual, en totalidad, se le prepara para satisfacer y atender necesidades de otros. Poca utilización de caricias, porque por la educación recibida se imposibilita manifestar sus deseos y necesidades sexuales, y se les acostumbra a jugar un papel pasivo dentro de ellas. Todo lo que influye en que la mujer no logre un pleno disfrute de sus encuentros sexuales, y a la larga puedan aparecer disfunciones sexuales femeninas; por ejemplo, deseo sexual inhibido, vaginismo, anorgasmias primarias o secundarias, etcétera. Al varón se le prepara para el espacio público, se le exige un comportamiento sexual y con disfrute de ello, se le refuerza el entrenamiento en el sexo y así favorecen también la aparición de mitos masculinos. El amor masculino es sinónimo de sexo y de placer porque se le inculca el disfrute con la sexualidad es todo. Debe tener una agresividad erótica, pues tiene que ser él quien tome la iniciativa, la proposición y haga todo en las relaciones sexuales. Después de todo el hombre debe ser padre (esto en un último lugar, lo cual lo diferencia del sexo femenino); no obstante, también al varón desde el punto de vista social se le expropian espacios vitales masculinos como: No se le permite expresar sentimientos pues los hombres no lloran y no se quejan, lo que repercute en su salud y su sexualidad de forma negativa. 

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La importancia de la salud mental y sexual

Para la mayoría de las personas, el sexo también es una parte importante de la salud mental para una vida plena y feliz porque todos practicamos relaciones sexuales desde el nacimiento hasta la muerte. La sexualidad es la descripción de sentimientos o emociones sexuales, emocionales y físicas hacia otra persona. Todo esto hace que hombres y mujeres tengan relaciones sexuales. Por tanto, la importancia del sexo es más que sólo el sexo. Es importante recordar que no existe un género correcto o incorrecto. La salud mental incluye la cognición, el comportamiento y las emociones. Es por esto que puede verse afectada por problemas en la vida diaria, las relaciones y la salud física.Los problemas en la vida personal, las relaciones interpersonales y los problemas físicos pueden contribuir a una mala salud mental. La psiquiatría puede proteger el derecho de una persona a disfrutar de la vida.Por lo tanto, es necesario equilibrar importantes deberes, tareas y esfuerzos para alcanzar la razón de la salud mental, y la importancia del sexo para una vida plena y feliz; entonces podemos hablar más sobre el papel del género en la salud mental dado que la falta de sueño puede empeorar o aumentar el riesgo de enfermedad mental, dormir lo suficiente le ayuda a mantenerse fuerte y saludable. Aumentar la confianza en uno mismo El sexo puede ser perjudicial y provocar una disminución de la confianza en uno mismo y de la autoestima. Las endorfinas son una de las muchas sustancias químicas que se liberan en el cerebro durante las relaciones sexuales, aumenta el nivel de las hormonas de la felicidad a su vez la serotonina es una de las hormonas más importantes secretadas durante el embarazo y reduce el estrés y la ansiedad. Puede resultar difícil completar tareas si tus niveles de serotonina son bajos. Podemos concluir que el comportamiento sexual contribuye a la salud mental cualquier comportamiento o problema sexual que contribuya a la salud mental y conyugal.

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